martes, 15 de marzo de 2016

La Misión del Residente

26/09/2015

Superar el modelo médico del siglo pasado sigue siendo un desafío y resulta fundamental generar estrategias que permitan al médico en formación experimentar –y ser consiente de ello- las bondades que implican el trabajo en equipo.


“Trabajo en equipo” parece un término fácil al que todos podemos intuir y que suele ser de uso obligatorio en cualquier discurso de jefatura, pero ¿Realmente entendemos el concepto? Y lo que es más importante ¿Somos capaces de implementarlo?, para abordar esta dimensión no basta con la biología y debemos ser capaces de tomar herramientas que provienen de las ciencias sociales. Así resulta fundamental entender el paradigma social que implica brindar salud y reflexionar en el campo de las ideas - o ideales- acerca de que tipo de equipo debemos conformar.
El “sentido común es el menos común de los sentidos” dijo alguna vez Tomás de Aquino, es que suponer que todas y todos los integrantes del equipo de salud piensan lo mismo o quieren lo mismo es una ingenuidad, al igual que pensar que podemos lograr tal uniformidad. Se preguntarán entonces si el trabajo en equipo es entonces una utopía más, pero por suerte sobrarán ejemplos para describir las bondades de tal práctica.
El trabajo en equipo no se decreta, se practica y se construye, pero supone un riesgo para las estructuras verticales y jerárquicas del anquilosado sistema hospitalario, ya que requiere de solidaridad e instancias de “co-laboración” y “co-peración”, que conviven con una dinámica de consecución de objetivos previamente pautados, no con menos tensiones, pero con una distribución uniforme del poder y la información, es decir, tiende a la horizontalidad. Por ahora, podremos contentarnos con complementar las estructuras verticales tradicionales con prácticas “participativas” o “inclusivas” que de a poco van dando forma al nuevo paradigma de salud, más humano para algunos, pero no podemos desconocer que la jerarquía y el poder no dejan de ser muy humanos también.
Es un placer compartir utopías con un grupo de jóvenes médicos residentes y más todavía implementar prácticas que superen la individualidad en pos de una construcción colectiva, allí donde todavía hay utopías y prácticas flexibles.

Poner el cuerpo


En Jornada taller se propuso a las y los médicos residentes del Servicio de Clínica Médica del Hospital Dr. Marcial V. Quiroga, que se apropiaran de un sitio ajeno en un espacio habitual y familiar –aunque parezca contradictorio no lo es- , por suerte nuestra unidad hospitalaria cuenta con grandes jardines que son la cotidianidad de nuestro lugar de trabajo, pero que son ajenos a cualquier otra ocupación o práctica que escape de los “cánones médicos tradicionales”, así comenzamos la tarde movilizando un poco el cuerpo y recorriendo nuestra biología con movimientos de articulaciones y estiramiento en aquél jardín rodeado de las ventanas del internado de nuestros pacientes, “¿Qué pensarán nuestros pacientes? ¿Nos verán como locos?” murmuraban algunos, así quedaba al descubierto una dinámica internalizada sobre lo que esperamos nosotros mismos del “médico”, es decir esa máquina autómata que sólo resuelve problemas biológicos y de respuestas concretas desde un pedestal, parecía caerse a pedazos en cada movimiento para dar lugar a un “ser médico”, ¡Sí! recobrábamos nuestra corporalidad e integralidad nada más y nada menos que en nuestro lugar de trabajo, allí donde queremos generar salud.


Poner el corazón


Continuando con la dinámica escribimos en papelitos virtudes que reconocíamos de nuestros colegas y también virtudes que reconocíamos en nosotros mismos y como era de esperarse era muy difícil reconocer las virtudes propias ya que no estamos acostumbrados a que se las fomente o destaque. A partir de esto último, cabe reflexionar que es imposible poder generar un equipo si no somos capaces de reconocer tanto las fortalezas y debilidades propias y ajenas y ponerlas en común.

Poner la mente… en función del cuerpo y el corazón


Para finalizar era necesario saber ¿A dónde queremos llegar?, nos reconocimos como personas y como compañeros de trabajo, pero todavía no somos un equipo… para serlo necesitábamos la quimera, la meta que complementa a la individual y nos permite pasar del “yo” al “nosotros”. Allí es donde aparece la Misión y Visión colectiva y por supuesto el ideal. “¿Podemos construir un residente ideal? ¿Cómo sería? Y la ¿Residencia ideal? ¿Podíamos mejorar la nuestra?”, en grupos se fue construyendo esa escala de “valores” compartida o esperada para por último generar la “Misión” de los residentes de Clínica Médica del Hospital Dr. Marcial V. Quiroga”.



Nuestra Misión 

“Promover la excelencia en la atención hospitalaria construyendo un equipo de profesionales formados integralmente en valores humanos y conocimientos científicos, basados en el respeto de los derechos de nuestros pacientes, capaces de brindar un servicio equitativo a toda la población.”

Los médicos residentes pudieron al terminar contrastar su misión y visión con la redactada por la gestión administrativa de la institución y destacaron la importancia de incluir las palabras: equipo, formación integral, persona, equidad y derechos en su misión.

Según la mirada de los profesionales residentes, “Un residente debe tener….

  • Solidaridad
  • Ayuda/Colaboración/Cooperación
  • Observación/Atención/Escucha/Comprensión
  • Alegría/Amabilidad/Cordialidad
  • Amor al prójimo y a la profesión/Amistad
  • Responsabilidad/Predisposición
  • Puntualidad/Orden
  • Sabiduría/Especialización/Superación/Progreso
  • Realismo/Conciencia
  • Docencia/Capacitación
  • Autocuidado (Hobbies/Gimnasia/Deporte)
  • “Open Mind”/Actitud/“Aguante”/Fortaleza




La Residencia y el Servicio que queremos ser debe tener…

  • Espacio físico más personalizado, más y mejor infraestructura.
  • Mayor número de instructores, compromiso de los médicos del staff y médicos de guardia.
  • Fomentar la Participación y Compromiso de todo el equipo de salud.
  • Cordialidad en el trato con el resto de los servicios, enfermería, laboratorio, rayos, etc.
  • Respeto y Ética Profesional.
  • Compañerismo y Respeto entre Residentes.
  • Sector administrativo competente.
  • Más y mejor tecnología y equipamiento.
  • Menor carga horaria para los residentes.
  • Inversión en trabajos de investigación y compensación económica para investigadores.
  • Actividades extra académicas con una formación multidisciplinaria y bilingüe de excelencia.
  • Respeto a los derechos de los pacientes.
  • Sueldo acorde al trabajo realizado.
  • Mayor asistencia social al paciente vulnerable.
  • Mejor comunicación y coordinación entre servicios hospitalarios.

"Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados" José de San Martín


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