lunes, 30 de junio de 2014

VIOLENCIA EN ADOLESCENTES Y 8 AÑOS SIN LEY

Es difícil comenzar un artículo de opinión a las pocas horas de tan macabro acto de violencia que ha tomado estado público en la provincia de San Juan, pero me veo movilizado en lo personal, como ciudadano, como médico,  como activista en Derechos Humanos y como representante de juventud(es).

Sin entrar en mayores pormenores, pero sin ninguna intención de minimizar los hechos, por el contrario, para poder proteger a la víctima es que me limito a relatar lo que según fuentes periodísticas sucedió: una menor de 15 años fue sometida a múltiples vejaciones por un grupo de varones, también menores, mientras compartían una reunión privada y esta permanecía en estado de inconciencia por el uso de sustancias de abuso, probablemente, alcohol. El hecho fue registrado a modo de hazaña y compartido por las redes sociales por los victimarios con una rápida viralización y acusaciones cruzadas.

Sin lugar a dudas estamos frente a un acto que denigra la “humanidad” de la víctima y atenta contra sus derechos básicos, pero que también atenta contra los supuestos victimarios, sus familias, colegios, etc., en definitiva deshumaniza al orden social sanjuanino dejando al descubierto una trama de violencias simbólicas y concretas en los discursos y prácticas dominantes y una incapacidad para afrontar los problemas de las y los jóvenes y mucho menos contenerlos.

Si damos un vistazo rápido parecería que estamos frente a un caso de bullying o acoso escolar en el cual la violencia sistemática, repetida y el desequilibrio de poder entre los involucrados por poco no termina en muerte. Además, se han podido rastrear elementos de acoso cibernético o ciberbullying a través el uso anterior de las redes sociales para denigrar a la víctima. Por otra parte también se puede encuadrar en un claro caso de violencia e género, donde varones atacan a una mujer otra vez haciendo uso de la asimetría de poder y de un acervo cultural que parece legitimar estos actos basados en una cultura patriarcal y machista. Para finalizar, la discriminación fundamenta las atrocidades  y al parecer se  “lo tenía merecido por gorda”. Ahora bien, podemos rasgarnos las vestiduras sobre el tema puntual –el árbol, que tapa el bosque- y pronto veremos múltiples organismos de gobierno generando campañas de “No a la violencia”, “no al Bullying”, o novedosos trillados planes de contingencia de Educación sin ninguna evaluación a largo plazo, medición de impacto o efectividad proba. Así que esta vez, lo políticamente correcto, como la mayoría de las veces, no va a alcanzar, y será solo un golpe de efecto para pasar el salto, salvar algunas cabezas, dejar dormir a otras y negociar alguna que otra norma “moralina” que a los sanjuaninos nos encanta enunciar.

En este contexto, aparece una sociedad donde algunos medios de comunicación no han tenido prurito en mostrar las imágenes de la menor, nombrarla al igual que a los victimarios; padres que salen a “tapar” los actos de sus hijos muy lejanos a cualquier autocrítica;  instituciones educativas que perpetúan el silencio, el mismo que hay en sus aulas sobre los temas que están afectando a nuestros jóvenes; profesionales y público general que usan palabras como “maricones que deberían usar pollerita –en referencia a los agresores-” o propuestas de “linchamientos”, “denigraciones públicas”, “venganzas” y hasta  “pena de muerte” pareciera y permitiéndome un desliz que “muerto el perro, se acaba la rabia” y volvemos a lo que nos interesa, el mundial de fútbol 2014. De todas las afirmaciones anteriores, podríamos hacer un texto sobre como atentan contra cualquier orden social que desee basarse en el respeto del otro y los Derechos Humanos, simplemente se trata de que “el fuego no se apaga con fuego” y la violencia no se combate con más violencia (por si hay alguien distraída/o leyendo, aclaro, que no justifico ninguna agresión ni la minimizo, simplemente advierto que la violencia nunca puede ser la solución).
   
Me voy a tomar la osadía de analizar solamente una frase de las tantas escuchadas en el día de hoy, la que considero la más simbólica  “hemos perdido valores, en mi época les decíamos maricones y se les regalaba una pollerita a los que hacían esto” -sentenció una profesional del área de Adolescencia del Hospital Rawson en una nota radial en un programa del medio día-. Al principio (cuarto párrafo)  describía la violencia en el acto, la llamaba el árbol y ahora esta frase describe el bosque. “Maricones” término futbolero si lo hay, pone al descubierto la homofóbia enquistada en nuestra sociedad e instituciones, donde más allá de avances legislativos, el otro de diferente preferencia sexual sigue siendo víctima de ataques y portador de supuestos, porque en la frase se asemeja a un delito. Por otra parte “regalar una pollerita” prenda que simboliza a la mujer, al menos en nuestra cultura, sentencia que para “corregir” a alguien mediante la humillación hay que darle una prenda de mujer, partiendo a priori que ser mujer es ser menos o sus prendas lo son. Vemos como la respuesta “adulta” o de las instituciones promueve la violencia de género, la homofóbia, discrimina y sin lugar a dudas no hace más que reafirmar una cultura patriarcal que nos lesiona como sociedad.

La solución obviamente no es rápida pero ya hemos perdido mucho tiempo. El 4 de Octubre del 2006 se sancionó la Ley Nacional de Educación Sexual Integral N° 26.150, ya han pasado 8 años. Hace 8 años la víctima y agresores tenían aproximadamente 7 años, es decir, estaban comenzando la edad escolar. ¿Qué habría cambiado? Seguramente mucho, ya que les habríamos permitido a los chicos en edad prescolar conocer su propio cuerpo, la importancia del mismo, respetar el del otro y los límites que existen en el lenguaje corporal previniendo abusos y dándoles herramientas para denunciar y actuar ante posibles actos de tan aberrante naturaleza. Les hubiéramos permitido durante su escuela primaria, reflexionar sobre los vínculos con el otro, el respeto que se merece, generando inclusión ante lo diferente y promoviendo la igualdad de los géneros. En su secundaria, les habríamos permitido saber lo importante del cuidado de la salud sexual, para vivir una sexualidad plena, evitando enfermedades de transmisión sexual y previniendo el embarazo adolescente, drogadicción y sentando las bases para generar una familia de poderes equilibrados en los roles maternos y paternos. En fin, esas son algunas de las cosas que no hemos dejado ver a nuestros chicos y chicas y seguimos sin dejar hacerlo. Seguimos negando los Derechos Sexuales y Reproductivos de nuestros jóvenes y adolescentes.

En el 2011 durante el III Congreso Nacional de sida, celebrado en nuestra provincia, del que tuve la oportunidad de participar de su Comité Organizador,  al término de la ceremonia inaugural, en el Auditórium Juan Victoria junto a un gran amigo y luchador por Derechos Humanos el Sr. Hernán Aguilar, decidimos acercarnos al Sr. Gobernador José Luis Gioja (Ver foto) y consultarle “¿Por qué no se aplica la Educación Sexual Integral en nuestra provincia?” Nos respondió: “Es difícil, hay presiones…hay presiones” (acompañada de su familiar palmada en el hombro). Ante esto, Hernán, redobló la pregunta y le dijo: “¿De quién Sr Gobernador?,¿Quién lo puede presionar habiendo ganado por el más del 60% de los votantes?” ante un cruce de miradas sin mayor respuesta, insistió Hernán:  “¿Los sectores eclesiásticos?”. Ya casi subiéndose al coche oficial y con más interrogantes que respuestas le dije “Sr. Gobernador acá está la sociedad civil, las organizaciones que trabajamos el tema desde hace años, estamos dispuesto a apoyarlo para que de una vez por todas se implemente la Educación Sexual Integral en las escuelas” y se terminó aquella charla –cosas que uno no olvida, pocas veces se logra llegar con un reclamo de estas características-.

Sr. Hernán Aguilar, Dr. Carlos Fiorentino: "Sr. Gobernador José Luis Gioja, ¿Por qué no se aplica la Edecación Sexual en San Juan?"  -Foto tomada por Fernando Espagnuolo- 

Tal vez el principio de la solución ya está en nuestras manos hace rato, es hora de librarnos de cualquier hipocresía, de darnos cuenta como sociedad que mirar para el otro lado no nos sirve, de que negar derechos siempre tiene sus consecuencias, de que no hablar de ciertas cosas retroalimenta un círculo vicioso, de que negar la Educación Sexual Integral deja a nuestro futuro librado a ser víctimas de abuso, a contenidos erróneos de la TV e internet, al embarazo adolescente, al VIH/sida, etc.

Según el informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y titulado Health for the world’s adolescents (14/05/2014), la depresión es la principal causa de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos de edades comprendidas entre los 10 y los 19 años. Las tres principales causas de mortalidad entre los adolescentes a nivel mundial son los traumatismos causados por el tránsito, el VIH/sida y el suicidio. Se estima que en 2012 fallecieron 1,3 millones de adolescentes en todo el mundo. El informe, también reúne, toda la gama de cuestiones de salud que afectan a los adolescentes, entre las que cabe mencionar el tabaco, el consumo de alcohol y drogas, el VIH, los traumatismos, la salud mental, la nutrición, la salud sexual y reproductiva, y la violencia.
Sr. Gobernador es hora de implementar una Educación Sexual Integral, sin concesiones retrógradas, que permita generar una sociedad basada en el respeto irrestricto de los derechos de todas y todos.
Sr Gobernador, vuelvo a reafirmar el compromiso del 2011 en aquella charla informal, sepa que las organizaciones de la sociedad civil que abordamos la problemática de jóvenes estamos dispuestas a colaborar.  
Yo no soy más cómplice de la violencia.

Dr. Carlos Fiorentino
Medicina Clínica – Medicina Social y Comunitaria
Activista Comunitario de VIH/sida y DDHH
Sociedad Argentina Interdisciplinaria de sida –SAISIDA-
Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos –RAJAP-
Red Latinoamericana y del Caribe de Jóvenes Positivos –J+LAC-

domingo, 22 de junio de 2014

“Poner Fin”: al maltrato físico y psicológico

El jueves 12 de junio estuvimos junto a las/os chicas/os del ProPAA, reflexionando sobre el maltrato físico y psicológico, estamos dispuestos a ponerle fin a la violencia en la escuela y en nuestra comunidad.




El maltrato físico y psicológico (1)


El Comité de los Derechos del Niño define el castigo corporal o físico como todo castigo en el que se utilice la fuerza física y que tenga por objeto causar cierto grado de dolor o malestar, aunque sea leve. El castigo corporal es siempre degradante. También hay muchas formas de castigo que no son físicas, pero que son igualmente crueles y humillantes. Entre éstas se cuentan los castigos en que se menosprecia, se humilla, se asusta, se amenaza o se ridiculiza al niño.
El castigo físico o corporal tiene graves consecuencias en la salud mental y física de los menores y ha estado vinculado al lento desarrollo de las aptitudes sociales, la depresión, la ansiedad, el comportamiento agresivo y la falta de empatía o atención hacia los demás.  Además, impide que los niños aprendan a reflexionar de modo crítico, a tomar decisiones morales adecuadas, a cultivar el control de sí mismos y a reaccionar ante las circunstancias y frustraciones de la vida de forma no violenta. Ese tipo de castigo muestra a los niños que el uso de la fuerza, ya sea verbal, física o emocional, es aceptable, especialmente cuando se dirige a personas más jóvenes y débiles. Esa sanción da lugar a un mayor número de incidentes de acoso y a una cultura general de violencia en las escuelas.(1) Poner Fin, UNESCO 2007

El proyecto “Poner Fin a la Violencia” 

“Poner Fin a la Violencia” es un proyecto interinstitucional del Centro de Atención Primaria (CAPS) V° Constitución -Pocito, San Juan. Argentina- y de las docentes del Programa Provincial de Alfabetización para Adultos (ProPAA) que funciona en la Escuela Las Hornillas de Pocito. Además cuenta con la colaboración de la Asociación AEqualis, que trabaja en Derechos Humanos y  se enmarca en la estrategia “Poner Fin a la Violencia en la Escuela” de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Esta iniciativa es parte del Programa Nacional de Médicos Comunitarios del Ministerio de Salud de la Nación e incluye el apoyo de la Universidad Nacional de San Juan, el Ministerio Salud Pública y Ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia de San Juan.

sábado, 7 de junio de 2014

EL DESAFÍO: “Poner fin a la violencia”

“Poner Fin a la Violencia” es un proyecto interinstitucional del Centro de Atención Primaria (CAPS) V° Constitución -Pocito, San Juan. Argentina-, a través del Programa de Médicos Comunitarios, y de las docentes del Programa Provincial de Alfabetización para Adultos (ProPAA) que funciona en la Escuela Las Hornillas de Pocito. Además contamos con la colaboración de la Asociación AEqualis, que trabaja en Derechos Humanos y  se enmarca en la estrategia “Poner Fin a la Violencia en la Escuela” de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Son muchos los factores que determinan la violencia en la escuela. Entre ellos figuran las distintas concepciones culturales de la violencia, los factores socioeconómicos, la vida familiar de los estudiantes y el entorno externo de la escuela.” UNESCO, 2007
Las chicas y los chicos del ProPAA, tienen en su mayoría entre los 12 y 17 años de edad y por diversas razones completan sus estudios en turno vespertino. Inmersos en una zona conflictiva donde la violencia es parte de su día a día, expresan en su comportamiento escolar el resultado de violencia doméstica, de género, sexual, maltrato, violencia externa y adicciones. Por ello surge la necesidad de generar espacios de reflexión que permitan ver a los chicos otra realidad diferente a la que experimentan en la cotidianidad y obliga a las instituciones formales –salud y educación- y no formales –ONG, comunidad-  a generar estrategias de abordaje multidisciplinario conjunto.  En este contexto, apostar a las nuevas generaciones a generar una comunidad con menos violencia, es el desafío.

El Proyecto Interinstitucional  “Poner Fin a La Violencia”

Se gestó gracias a la activa participación e interrelación de las docentes Graciela y Claudia Carrizo (ProPAA Esc. Las Hornillas) y el equipo del CAPS V° Constitución (Dres Ester Mallea y Carlos Fiorentino,  Lic Lucía Sosa, Lic. Mariela Diaz y la Agente Sanitario María Diaz). Además se sumó la colaboración de la Asociación AEqualis y su cuerpo técnico.

El planteamiento integral e interdisciplinario se fundamenta en un enfoque de la educación basado en los derechos humanos. “Un enfoque basado en los derechos fomenta el acceso a la enseñanza y la participación en ella, pues favorece la integración, la diversidad, la igualdad de oportunidades y la no discriminación.” UNESCO, 2007

Cuenta con módulos quincenales que abordan temas como: el castigo físico y psicológico, el acoso o “Bullying” escolar, la violencia sexual y por razones de género, la violencia externa (bandas, situaciones de conflicto, armas y peleas), alcoholismo y drogadicción. Contempla el trabajo de las temáticas en el aula por parte de las docentes y una clase taller donde confluyen los diferentes sectores (salud, escuela, ONG y comunidad). Se propicia que las chicas y chicos generen su propio material y expongan sus reflexiones completando el acto pedagógico.



Antecedentes del  Proyecto

La planificación estratégica 2014 para el Centro de Atención Primaria "Villa Constitución" de Pocito es fruto del diagnóstico participativo realizado durante el 2013 y busca un abordaje comunitario y multisectorial de los problemas de salud.

EL abordaje estratégico 2014 tiene como objetivo general “Fortalecer el tramado social mediante vínculos de colaboración entre la comunidad y las instituciones formales (centro de salud, escuela, municipio, etc.) en un espacio común de trabajo como son los espacios públicos”. “Poner Fin a la Violencia” complementa a otras iniciativas, ya en marcha, como las “Caminatas Saludables”.
(Ver: http://www.saludyparticipacioncomunitaria.blogspot.com.ar/2014/04/caminamos-para-encontrarnos.html)

Esta iniciativa es parte del Programa Nacional de Médicos Comunitarios del Ministerio de Salud de la Nación e incluye el apoyo de la Universidad Nacional de San Juan, el Ministerio Salud Pública y Ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia de San Juan. 

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El Acoso  o “Bullying” Escolar


Un estudiante sufre de acoso cuando es objeto, repetidas veces a lo largo del tiempo, de un comportamiento agresivo que le causa intencionalmente heridas o malestar por medio del contacto físico, las agresiones verbales, las peleas o la manipulación psicológica.
El acoso supone un desequilibrio de poder y puede abarcar la burla, la provocación, el uso de apodos hirientes, la violencia física o la exclusión social. El acosador puede actuar solo o dentro de un grupo de pares. El acoso puede ser directo, por ejemplo, cuando un niño exige a otro dinero o pertenencias, o indirecto, como en el caso en que un grupo de estudiantes difunde rumores sobre otro. El acoso cibernético es el hostigamiento por medio del correo electrónico, los teléfonos celulares, los mensajes de texto y los sitios Web difamatorios. Los niños pueden ser más vulnerables al acoso cuando sufren de discapacidades, manifiestan una preferencia sexual distinta a la de la corriente mayoritaria o proceden de un grupo étnico o cultural minoritario o de un medio socioeconómico determinado. A veces el acoso da lugar a agresiones físicas que provocan la muerte.

CONSECUENCIAS:

Tanto para el acosador como para el estudiante que sufre el acoso, el ciclo de violencia e intimidación conduce al aumento de las dificultades interpersonales y a la disminución del rendimiento escolar. Los estudiantes que son víctimas de acoso tienen más probabilidades de sentirse deprimidos, solos o ansiosos que sus compañeros y su autoestima es baja. A menudo los acosadores actúan de modo agresivo debido a la frustración, la humillación o la ira y en respuesta al ridículo social.

Fuente: Poner Fin a la Violencia en la Escuela. UNESCO 2007