El 1° de Diciembre, se conmemoró el "Día Mundial de la Respuesta al VIH o Día Mundial del sida", un momento para reflexionar sobre el impacto social y sanitario de la epidemia y para aunar fuerzas de los diferentes sectores que permitan generar una respuesta integral y articulada, con miras a diseñar y ejecutar políticas públicas que faciliten el control de la epidemia que tanto dolor ha generado en las últimas décadas.
En los primeros años "SIDA" se leía con mayúsculas y se asociaba a los rostros de muerte de las y los afectadas/os, en esos momentos de terror la comunidad científica intentaba desesperadamente encontrar al menos un paliativo, y con un mundo dividido por la Guerra Fría se acuñó el termino LUCHA. Así generando mitos ante lo desconocido y con escasas herramientas terapéuticas fue creciendo la discriminación hacia las y los afectadas/os, quienes fueron confinadas/os en pabellones o "sidarios" al mejor estilo de los leprosarios de la antigüedad.
Conforme llegaron los avances científicos y el VIH se perfila como una enfermedad crónica (que puede ser contenida de forma eficiente con medicación) las personas que viven con el virus logran tener una vida completa con su medicación habitual y controles periódicos, es más, quienes logran la "Indetectabilidad" (virus en sangre no detectable en laboratorios), son incapaces de transmitir el VIH a sus parejas. Con este nuevo horizonte, el mayor problema es la discriminación, por eso ONUSIDA, hace algunos años, estipuló recomendaciones terminológicas para el abordaje y comunicación de la epidemia que desaconsejan el uso de términos como "lucha" y propone "DAR RESPUESTAS". Ya nadie es "sidosa/o", quienes adquirieron la infección, antes que nada, son "PERSONAS que viven con VIH", merecedoras de iguales derechos y respeto. Para por último, en esta revisión rápida, debemos tener en cuenta que la sigla SIDA se ha sustantivado y es correcto escribirla con minúsculas "sida". Pues la cosas han cambiado, las luchas y guerras no solucionan nada y las enfermedades no merecen mayúsculas. Lo único que debe tener énfasis comunicacional es la necesidad de eliminar el estigma y discriminación de las personas que viven con VIH y dar respuestas eficientes y coordinadas para evitar nuevas transmisiones. En este último punto me permito un reclamo ya que la Educación Sexual Integral sigue siendo una cuenta pendiente en nuestra comunidad.
Para finalizar, agrego, aprendamos de los errores, avancemos en un nuevo paradigma respetuoso de lo que somos, seres humanos, iguales en derechos y enriquecidos por la diversidad de las particularidades individuales.